" [La Homeopatía]...es bastante inútil. Me habría gustado que las pruebas dijeran lo contrario porque me formé como homeópata. Habría sido bueno ganar un premio Nobel mostrando un efecto, pero las pruebas están claramente en contra".
Edzard Ernst.
A pesar de que estamos en pleno siglo XXI y la Ciencia ha avanzado que es una barbaridad, algunas pseudoterapias están en auge gracias a la Filosofía que últimamente impera en ciertos sectores de la Sociedad y la cual hace referencia a que todo "lo natural" y alejado de las oscuras industrias farmacéutica y alimentaria, es lo mejor de lo mejor. No obstante, puede llegar a entenderse que ciertas personas desconocedoras de ciertos principios científicos o alejadas de la Ciencia, caigan en la trampa de muchos charlatanes que intentan vender el remedio que lo cura todo a precio de oro, pero esto es, cuanto menos, peligroso para su propia salud. Por esta razón es conveniente que en la medida de lo posible cada uno de nosotros intente utilizar la razón y el espíritu crítico que nos define como
homo sapiens sapiens. Por ello, la entrada de hoy está orientada a hacer un análisis de los ocho puntos que pueden encontrarse en el capítulo 4 de
El libro blanco de la Homeopatía (desarrollado por la empresa de productos homeopáticos Boirón), desde un punto de vista científico, y a veces puramente racional. Un pequeño granito de arena para que se dejen de promocionar estas prácticas dañinas que no sólo afectan a la salud física de las personas, si no que atentan a la inteligencia de todos nosotros.
Entremos en materia...en El libro blanco de la Homeopatía, el primer punto del capítulo 4 hace referencia a la calidad en cuanto a la investigación. Este punto no es para nada discutible, la práctica totalidad de la investigación en Homeopatía es de calidad, no obstante, los resultados obtenidos no favorecen a la Industria homeopática. En este sentido, las publicaciones con respecto a la Homeopatía declaran, sin lugar a dudas, que el efecto producido por la dispensación de productos homeopáticos es por efecto placebo. Además, en la comunidad científica no hay un debate generalizado sobre la efectividad de estas terapias, estando de acuerdo en su ineficacia más allá del placebo.
En cuanto al segundo punto, se declara que el medicamento homeopático es versátil y se puede investigar al igual que cualquier otro medicamento. En cuanto a la versatilidad, sabiendo que sus efectos no van más allá del efecto placebo, sí que se puede considerar versátil, pero esta versatilidad no radica en la naturaleza del producto en sí, si no en el efecto placebo (cuyo mecanismo de acción tiene que ver más con parámetros psicológicos). En este sentido, cualquier sustancia que se administre a una persona puede ser versátil, siempre y cuando esta persona crea de verdad que el producto que consume tiene una efectividad.
En cuanto a la equiparación en la investigación de estos productos con los medicamentos, cabe destacar que hoy en día un producto homeopático sólo debe demostrar que no causará un perjuicio para el que lo consume, lo cual lo cumplen todos los productos homeopáticos debido a su alto grado de dilución (típicamente 12 CH) [1], mientras que para un medicamento convencional éste debe pasar diferentes etapas antes de llegar al consumidor (etapa preclínica y clínica, así como estudios de toxicidad).
El punto 3 dice que la investigación en productos homeopáticos se basa en el estudio del efecto que produce una sustancia tóxica en un organismo y su evolución al pasar al producto homeopático. Esto, de facto, es mentira por dos razones. La primera de ellas es que los productos homeopáticos tienen la máxima de que una sustancia tóxica, diluida hasta concentraciones extremas, tendrá un beneficio sobre el organismo si éste se ve sometido a dicha sustancia tóxica. En este sentido, hay muchas sustancias cuya toxicidad no ha sido estudiada en humanos y para las cuales hay un producto homeopático (así por ejemplo, la tinta de calamar para el tratamiento de la menstruación, diluciones de heces de perro para la gastroenteritis, caspa humana, luz de Venus, muro de Berlín, para la depresión y el aislamiento, e incluso antimateria) [2]. Por otro lado, este hecho violaría una de las reglas fundamentales de la Homeopatía y es que, cualquier sustancia tóxica diluida producirá un efecto de curación sobre el organismo sometido a la sustancia tóxica, por tanto, no haría falta investigar en Homeopatía.
El punto 4 hace referencia al principio de similitud (lo similar cura lo similar) y con respecto a este tema no hay estudios que así lo demuestren, aun cuando sí que exista evidencia de que algunos compuestos a bajas concentraciones pueden suponer un efecto terapéutico y a altas un efecto tóxico (pero esto tiene que ver más con lo que dijo Paracelso en su día, "la dosis hace el veneno"). En este sentido, también podría hacerse el siguiente símil: “como la gasolina, al tomarla en cantidades tóxicas, produce dolor de estómago, cualquier sustancia que produzca dolor de estómago podrá ser curada con un producto homeopático basado en gasolina, véase gasolina diluida en proporción 12 CH o similar”. Este punto básicamente está fuera de toda lógica racional y científica y denota una ignorancia bastante clara del mecanismo de funcionamiento del sistema inmunológico. No obstante, es una filosofía muy extendida en el campo de la Homeopatía.
En el punto 5 se comentan diferentes estudios que avalan la efectividad de la Homeopatía. No se hace referencia a dichos estudios, pero seguramente estén financiados por empresas interesadas en la venta de productos Homeopáticos (como Boirón). No obstante, la inmensa mayoría de publicaciones científicas sobre el tema no avala la eficacia de la Homeopatía, y el número de publicaciones a favor de la Homeopatía es despreciable con respecto al resto de publicaciones que la relacionan con el efecto placebo.
En cuanto al punto 6, se dice que el efecto placebo es el mismo al utilizar productos homeopáticos y medicamentos. Este punto puede parecer algo confuso, ya que podría entenderse como que el efecto placebo es el principal causante del efecto terapéutico. En efecto, el efecto placebo no está relacionado con la naturaleza de la sustancia que se toma, si no con la percepción curativa que la persona tiene del hecho de consumir una sustancia, pensando que ésta tiene una serie de propiedades curativas. Por lo tanto, si el mecanismo de curación se debe al efecto placebo, ya sea por inocular un producto homeopático o un medicamento, la Homeopatía en sí no supone ningún extra.
Con respecto al punto 7, se hace referencia a la eficacia de la Homeopatía en animales y su uso en ganadería ecológica. Como ya se ha dicho, si la Homeopatía como tal sólo ha demostrado que “funciona”, es por efecto placebo. En animales la eficacia será reducidísima, debido a que éstos no son capaces, en la mayoría de los casos, de saber que se le está administrando un producto que pudiera ser beneficioso y crear así un efecto placebo en el animal. Evidentemente, si lo que se le suministra al animal no lleva ningún principio activo a efectos prácticos, es como si no se le hubiese administrado nada y, por tanto, será apto en agricultura ecológica.
Finalmente, el punto 8 está relacionado con la investigación en Homeopatía y la supuesta dificultad que tiene para equipararse con el resto de investigaciones. En este aspecto menciona:
- Complejidad de la adecuación del método terapéutico homeopático al ensayo clínico. En la práctica es casi imposible encontrar una cantidad de moléculas de principio activo que puedan causar un efecto real (interacciones físicas o químicas) con el organismo que lo consume. En este sentido, la investigación debería estar realizarse en el campo de la psicología y la psiquiatría, y no a través de los ensayos clínicos con fármacos.
- Resistencia de algunas revistas científicas a publicar sobre Homeopatía. Este es un argumento muy extendido entre las empresas que comercializan productos homeopáticos. Así, culpabilizan a la Ciencia de dar la espalda a la investigación y la credibilidad en Homeopatía, aunque realmente lo que ocurre es que, las bases de dicha práctica carecen de lógica científica, por tanto, el interés en su estudio es menor. Además, cuando se realizan experimentos para probar la eficacia de la Homeopatía, se llega a la conclusión de que el efecto positivo sobre el organismo no es distinguible del efecto placebo y, por tanto, no tiene efectividad como terapia en sí, tal y como lo demuestran muchos estudios de calidad realizados en la cátedra de Exeter por Ezdard Ernst [3].
- Ausencia de medicamentos homeopáticos en hospitales, que es donde más investigación se realiza. En buena lógica, la razón de ser de un centro hospitalario es la de sanar a los enfermos haciendo uso de la Medicina, disciplina basada en la investigación y el conocimiento científico. Para que un producto homeopático se pudiese utilizar en algún tratamiento hospitalario debería probar que es eficaz frente a una dolencia [4].
- Menos profesionales debidamente preparados para realizar investigación. Puesto que la inmensa mayoría de profesionales que se dedican a la Ciencia y la Medicina tienen una preparación suficiente para darse cuenta del poco o nulo rigor científico que se desarrolla en la práctica homeopática, será muy difícil encontrar a profesionales que decidan investigar en este tipo de prácticas.
Con respecto a la sección “La Homeopatía como ciencia” que podemos encontrar en El Libro Blanco de la Homeopatía, hay varios fallos de concepto que se pueden sustraer de su lectura. El primero se basa en la concepción por parte de dicho texto de que la Homeopatía forma parte del desarrollo inicial del método científico en el estudio de los medicamentos. Desde el punto de vista histórico, el desarrollo inicial del método científico se remonta al siglo XVI, cuando Galileo Galilei empezó a sentar las bases de dicho método de estudio y acceso a conocimiento, lo cual no se relaciona con el desarrollo de la Homeopatía en 1796 por Hahnemman. Así mismo, en la época en la que se empezó a desarrollar la Homeopatía, la Medicina no tenía existencia como tal, si no que más bien era una mezcla de recetas con una deficiente base científica, por lo tanto, la Homeopatía no surgió de la mano de la Medicina, si no ajena a los conocimiento que ésta más tarde desarrollaría.
En cuanto a la referencia a la constante de Avogadro, el aceptar que un preparado homeopático en el que no se puede encontrar ni una molécula de principio activo, o una cantidad de ellas despreciable, tiene un efecto biológico contradice todos los conocimientos que se tienen a día de hoy en los campos de la Biología, la Química o la Física, de tal manera que esta afirmación denota la nula predisposición de los homeópatas a someterse al rigor científico. En este sentido, habría que aceptar postulados tales como “la efectividad de un producto homeopático se basa en la memoria del agua” o “lo similar cura lo similar”.
Conclusiones.
La Homeopatía surgió a finales del siglo XVIII de manos de Samuel Hahnemman a partir de una serie de postulados no demostrados y refutados por completo a día de hoy. Actualmente se sigue teniendo la creencia de que las prácticas en Homeopatía tienen una efectividad por sí mismas, confiriendo un carácter terapéutico a dicha práctica. Tomando como base el conocimiento científico obtenido en los últimos dos siglos de Historia utilizando el método científico, y los numerosos y actuales estudios científicos que relacionan la supuesta eficacia de la Homeopatía con el efecto placebo, se puede determinar que la práctica homeopática constituye una pseudoterapia sin ninguna efectividad demostrable y que hace uso de creencias y no de evidencias.
Desde un punto de vista científico, se puede afirmar que la Homeopatía como terapia en sí misma es una práctica desaconsejable por la Medicina, tratándose única y exclusivamente de preparados a base de azúcar, en la mayoría de los casos, rociada con una disolución extremadamente diluida de principio activo.
Como muestra de la poca efectividad y el rechazo de la comunidad científica a este tipo de prácticas, recientemente se han eliminado estudios regulados en instituciones públicas, como el Máster en Homeopatía de la UAB, o la Cátedra Boirón en la Universidad de Zaragoza [5].
Y para terminar, una pequeña reflexión: si los ciudadanos están preparados para comprender el Mundo que les ha tocado vivir y saben en qué condiciones rebelarse contra ese Mundo es una obligación moral, habremos conseguido que el pensamiento crítico prevalezca sobre la sinrazón y el (auto)engaño. Esto demuestra que la enseñanza de la Ciencia (entre otras) es más que necesaria, ¡Piensa como un escéptico!
Javier Corpas.
Comentarios y referencias:
[1] CH: Centesimal Hahnemmaniana. Hace referencia al número de veces que se diluye, en una proporción 1:100, una determinada concentración del principio activo.
[2] J.M. Mulet. Medicina sin engaños, 2015. Ed. Destino. Cap. 9.
[3] Javier Salas, El hombre que derribó con Ciencia las pseudoterapias. Publicado en El País el28/12/2015 (http://elpais.com/elpais/2015/12/26/ciencia/1451149669_854409.html).
[4] No obstante cada vez proliferan más los hospitales homeopáticos, sobre todo en aquellos países con mayor calidad de vida.
[5] Puede consultarse en http://www.eitb.eus/es/radio/radio-euskadi/programas/la-mecanica-del-caracol/detalle/3898888/la-homeopatia-es-fraude-no-puede-estar-universidad/